“OJOS CIUDADANOS” LA COLUMNA DE MARTÍN PÉREZ

PERIODISTA JOSÉ MARTÍN PÉREZ RODRÍGUEZ>>

OJOS CIUDADANOS>>

Martín Pérez>>

LOS ADULADORES>>

Los presidentes municipales entraron en funciones el primero de enero pasado y poco a poco van tomando su papel dentro de la sociedad y del gobierno.

Los alcaldes se dejan rodear de un equipo de trabajo, en el cual confían de entrada en que sabrán responder a las exigencias del cargo conferido.

Los presidentes municipales que por primera ocasión incursionan en la vida política es fácil que caigan en algunos errores.

En el libro El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, señala:

“Capitulo XXIII”

“COMO HUIR DE LOS ADULADORES”

“No quiero pasar por alto un asunto importante, y es la falta en que con facilidad caen los príncipes si no son muy prudentes o no saben elegir bien. Me refiero a los aduladores, que abundan en todas las cortes. Porque los hombres se complacen tanto en sus propias obras, de tal modo se engañan, que no atinan a defenderse de aquella calamidad; y cuando quieren defenderse, se exponen al peligro de hacerse despreciables. Pues no hay otra manera de evitar la adulación que el hacer comprender a los hombres que no ofenden al decir la verdad; y resulta que, cuando todos pueden decir la verdad, faltan al respeto. Por lo tanto, un príncipe prudente debe preferir un tercer modo: rodearse de los hombres de buen juicio de su Estado, únicos a los que dará libertad para decirle la verdad, aunque en las cosas sobre las cuales sean interrogados y sólo en ellas. Pero debe interrogarlos sobre todos los tópicos, escuchar sus opiniones con paciencia y después resolver por sí y a su albedrío. Y con estos consejeros comportarse de tal manera que nadie ignore que será tanto más estimado cuanto más libremente hable.”

Entre menor es la población a la que representan, es mayor el riesgo de que los alcaldes se sientan como caciques de pueblo. La soberbia se les manifiesta y están abiertos a escuchar a los aduladores.

Hace años escuché, una reflexión sobre los aduladores, la cual va a continuación:

El político le pregunta a su subalterno: ¿Qué horas son?

Este contesta: “las que usted diga señor”, al tiempo que le hace una caravana.

Otra:

— ¿A qué hora inicia la reunión?

— A la hora que usted llegue señor.

Los aduladores son aquellos que se tratan de meter al círculo más cercano del gobernante y aprovechan cualquier oportunidad para dejarse ver y de esta manera ser tomados en cuenta.

Algunas personas como aduladoras hasta han hecho carrera dentro de la administración pública. Llegan al grado de cargar el portafolio o la bolsa, son chóferes, mandaderos y multiusos.

Luego los ciudadanos nos quejamos de que en determinado cargo fue nombrada una persona que no cubre con el perfil profesional, tampoco cuenta con un título y cédula profesional, mucho menos tiene la experiencia, pero es el amigo más cercano al alcalde.

Los ciudadanos debemos dar el beneficio de la duda a los nuevos alcaldes, por un periodo de unos seis meses, después ya se verá sí las decisiones que hicieron al nombrar a su equipo de colaboradores más cercanos –gabinete municipal– fueron las más acertadas.

Dicen que hay dos tipos de personas: las que dan soluciones y las que dan problemas.

Ante los aduladores, que son como una plaga, los presidentes municipales deben ser prudentes, es lo que aconseja Nicolás Maquiavelo.

Después de esos seis meses del inicio de la administración, la sociedad se volverá más exigente de los resultados que arrojen los presidentes municipales y por supuesto que los aciertos o errores de los integrantes del gabinete local se los achacarán al alcalde, ni más ni menos.

Los compadres están reunidos y uno cuando le entrega la administración municipal al otro, le dice: “Mira compadre, aquí te voy a dejar tres sobres, uno para cada año de tu gestión y los debes abrir sólo cuándo tengas problemas; te pueden ayudar mucho a salir de las crisis”.

Le contesta: “Gracias compadre, pero no creo necesitarlos”. Los sobres estaban numerados del uno al tres.

Pasa el tiempo y empieza a tener problemas durante el primer año de su gestión, entonces se acuerda del primer sobre. El alcalde va a su oficina, de un cajón del escritorio saca el sobre número uno, el cual decía: “Compadre, si tienes problemas échame la culpa de todo y verás que se calmarán las aguas”.

Entonces llama a una rueda de prensa, el alcalde anuncia que había un desfalco millonario, lo que se había comprobado gracias a una auditoría y que iban a iniciar las denuncias correspondientes para meter a la cárcel a su antecesor, aunque fuera su compadre, que eso no le importaba. Acto seguido las aguas se calmaron y concluyó sin problemas el primer año de gobierno.

En el segundo año, de nueva cuenta empieza a tener problemas, entonces recuerda el segundo sobre. Corre a su oficina y del cajón saca el sobre con el número 2, el cual decía: “Compadre, échale la culpa a los integrantes del gabinete municipal, es más pon un escarmiento y corre a algunos de ellos, además acúsalos de corruptos y de ineptos”. Así le hizo y las aguas se calmaron.

Llegó el tercer año y la situación política empeoró, se dio cuenta que en el primer año no sabía nada, que en el segundo año pensaba que lo sabía todo y ahora en el tercer año se daba cuenta de que había cometido graves errores y que no había forma de solucionar los problemas de manera fácil.

Entonces recuerda “el tercer sobre”. Corrió a su escritorio, sacó del cajón el sobre con el número 3, que le había dado su antecesor y compadre. El mensaje era el siguiente: “Compadre, pues ya no queda a nadie a quien echarle la culpa, así que haz tus maletas y manda tus ahorros a una cuenta de bancos donde México no tenga tratado internacional, tal vez en Suiza, para que luego no te congelen los fondos. Quien llegará a sustituirte, luego de ganar las elecciones, te echará la culpa de todo lo que sucede, igual cómo me la aplicaste a mí”.

Hasta aquí llegó la tinta por hoy.

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