“Por la libre 2201 del 27de octubre del 2019 Por Ignacio Cortés Morales>>
9.- Los amigos Doctor, perdón que le hable tan temprano, pero quiero saber el estado de salud que vive la mamá de C. Esperé el reporte anoche, apresuró S al doctor Z, con la voz ejecutiva que le caracteriza cuando se trata de asuntos profesionales, los que maneja con cuidado, talento y conocimiento, y tras la respuesta, desde luego que lo entiendo doctor, era tarde, pero no decida por mí; si le pedí que se atendiera con premura el caso de la señora era evidente mi interés y esperaba el resultado, subrayó con determinación y añadió, bien doctor, no se disculpe, ya sabe que aquí nos manejamos con eficiencia y no con el creo que o pienso qué; cuando dispongo las cosas es para que se den como debe ser, ¿de acuerdo?. Perdón, doctor, no le escuché, ¿de acuerdo?. Así está bien, ahora dígame qué informe me tiene sobre el particular, y Z le dio los datos, por fortuna no era nada de qué preocuparse, pero consideró conveniente que se le hagan análisis completos, por lo que se le internará a la señora en la clínica, y al día siguiente, por la tarde, del sábado vuelve a casa, a lo que S cerró, le encargo especialmente el caso, manténgame informado y el último reporte lo quiero hoy antes de las nueve de la noche, minucioso, entendible, sin términos médicos o muy claros, y preciso. De más está decirle que no quiero tardanzas. Cerró el móvil, pidió que sacaran el coche, y en el trayecto, señorita, mi último asunto o cita la quiero a las 17 horas y que no tarde más de una hora; saldré de la oficina a las 18 y no quiero saber nada de la empresa el fin de semana, para bien o para mal; cualquier caso que lo atienda el director, a quien quiero ver en mi oficina a las 12; usted y él vean mi agenda, no quiero tratar nada que no sea necesario; Pocos asuntos y que no lleven dificultades mayores. También mande a casa de C el arreglo floral acostumbrado; si no está que se deje en la recepción del edificio. Permítame señorita, que sean 21 rosas, lo mejor que se pueda en orden floreciente. Se lo encargo. Envíe a alguien de la empresa para que se supervise esta disposición. Gracias, señorita, es todo, voy a desayunar con un amigo y estaré en la oficina a eso de las 11 para revisar correspondencia y atender al director; sí señorita, con el director a las 12, por favor. No señorita, nada más, gracias. Al llegar, ya lo esperaban, entró el automóvil y su amigo le aguardó al pie de la puerta. Le dio el celular al chofer y sólo si llama C me comunica, ¿de acuerdo?. “Sí señor”. – Amigo querido, no sabes el gusto que me dio el que me llamaras; meses sin verte. Dime, ¿estoy a tus órdenes?. Te juro que me sorprendiste, ¿qué es eso tan urgente?. – Tu casa es hermosa, de todo un escritor exitoso, llena de sutiliza, de cultura, de buen gusto. Se respira paz, tranquilidad, sabor a lo exquisito, lo bello y sublime. – Mira quién lo dice, tú que tienes una mansión de gusto especial, de millonario. – Pero envidiando tu talento. Si me hubieran dado a elegir entre tu vida y la mía, sin duda que hubiera elegido la tuya, el reconocimiento, la bohemia, los viajes, las mujeres, la popularidad y hasta tu paso por la política. Lo hiciste muy bien. – Tú también tenías talento para escribir. Muchas veces recibiste más halagos que los que yo tenía, pero te ganaron los negocios, te absorbieron y te fue excelente. – Elegimos nuestros caminos, y, al final los dos aquí, sin ninguna preocupación por el dinero, es un punto resuelto, pero lo mío tiene horario y lo tuyo es libre. – Porque quieres, puedes vender y lo que te den bastará para vivir 3, 4 o más vidas – Eso no lo haré. Si vendo liquidarán a todos los empleados; los correrán o les van a ofrecer sueldos y prestaciones menores. Muchos esperando por años irse a descansar con una pensión más o menos equilibrada y ¿se las voy a quitar?. De ninguna manera, esta empresa la dirigiré hasta el final de mi vida. Si tuviera a alguien que supiera que continuaría con la misma política se la dejaría, si no, se darán las instrucciones para que sea una cooperativa, que sea de los trabajadores. – Soñador, como siempre. La verdad, me da gusto que sigas igual, aunque no será fácil que te entiendan; corres el riesgo que todo el esfuerzo se trunque y pronto. – No sería mi problema. Ya no estaré para entonces. Habrá un consejo que sea el que no permita que se venga abajo. El país nos dio estos trabajadores eficientes; que sean ellos los que disfruten, que crezca la empresa y da para generaciones. – Pero no me llamaste para cuestiones laborales y de herencia, sino para algo que te inquieta, personal, y mira que no me equivoco; lo de hoy es muy importante. – Ahora que estoy aquí, como que prefiero resolverlo solo, y te aviso mi amigo. – Es tu decisión, desde luego. Ya me causaste gran alegría el que estés aquí, así que podremos hablar de fútbol, ¿sigues pensando que es malísimo el nuestro?. – Aquí se juega algo parecido al fútbol, irregular, pobre, lleno de miserables mercenarios, corrupto, envilecido; todo es un negocio en el que unos pocos ganan y los más son explotados por sátrapas sin entrañas, ¿qué se le va a hacer?. – ¿A qué viniste?, ¿no somos amigos?. Déjame el placer de escucharte y decide. S fue atrapado, ya no podrá decir que no, tendrá que abrirse, que decir las cosas como son, disipar sus dudas; al menos escuchar un punto de vista de alguien que le quiere bien, que no tendrá más interés que el bienestar del amigo. S sigue en la duda. Todo el hombre ejecutivo y visionario para los negocios, en la vida personal es un desastre. Por eso no se enamoró; sabía de sus limitaciones y no quiso reflexionar sobre el particular y dejó pasar los días que se convirtieron en años, pero un día esa magia del amor atrapa, y es lo que le pasó, y a estas alturas, cuando ya ni siquiera pensaba ni le interesaban los momentos fugaces. La vida había terminado en lo sentimental sin inaugurarla, y no le hacía falta; tantas cosas por hacer y, a la vejez, viruelas. Su amigo lo miraba con toda la intención de que no escapara; ahí estaba y no lo dejaría ir. Sentía que era necesario que lo ayudara. Estaba en juego su felicidad, su futuro, de lo contrario no le hubiera hablado Su amigo ordenó el desayuno en la terraza. En un escritorio la computadora abierta, y la curiosidad le ganó a S. Se acercó y leyó: Para CCC y le preguntó si sería su próxima novela; “la estoy escribiendo”. ¿Fantasía o realidad?. “En el mundo de la literatura se mezclan tanto que no lo sé, te lo juro”. ¿La historia que escribes es sobre CCC?. “No, desde luego que no, pero ella existe. Es una joven especial, talentosa, llama la atención, te atrae. Me buscó, que quería editar mis obras completas. Vendrá el lunes y se decidirá. No me mires así, sabes que soy un caballero, pero bueno, qué te puede importar; es un juego de adultos, no seas moralista. No me jodas el día. A ver, siéntate, desayunemos”. -Triple C, ¿por qué?. – Porque es triplemente hermosa; es un encanto, es un ángel, es el amor, querido amigo. – ¿Es algo de ti?. – ¡Qué necedad!. Deja las cosas por la paz. Los caballeros no tenemos memoria. Vamos a sentarnos. Deja la computadora. Ahora estoy para atenderte, para escucharte no para hablar de mi vida personal. Supongo que no eres reportero de las revistas estúpidas. Le movieron el piso a S. ¿Sería una coincidencia?. Sería increíble que fuera la misma, que los dos amigos estuvieran prendados de la misma mujer. Desde luego que él estaría de verdad, mientras que para su amigo sería una aventura, un juego, y sí quiso saber más y preguntó lo que significa CCC para él, y respondió: “La belleza, el cielo, el sol, la luna; el universo. La tierra y todos sus alrededores se inauguraron con ella. No sé dónde estaba, ni dónde estaba yo. Todo lo que he escrito es basura, lo que voy a hacer por ella es literatura, es el amor, es la ternura, pero también creo que es la violencia, es la paz pero con dejos de guerra, de pasión, de independencia, de lejanía y cercanía. No lo sé. Es un personaje salido del cielo mismo. Te juro que me enloquece. Nunca había experimentado algo así, de esta fuerza; es el dios con mucho de demonio, la mezcla del cielo y el infierno. Lo es todo, y voy a describirla en mi novela. Si me preguntas si estoy enamorado de ella, no te diré que no, pero tampoco te lo puedo asegurar. Es encontrar el sentimiento. Te sonará lo cursi que quieras, pero, ella es el amor, el círculo perfecto”. – ¿Estás enamorado de ella?. Hablas de tal manera que es claro que sí. ¿No es un ideal, más que una mujer?. Tú que nunca diste tu brazo a torcer, ahora resulta que Cupido se quedó contigo. ¿Quién es, a qué se dedica, cómo es que llegó a ti tan sin esperarlo ya?. – Te debo decir que, en el fondo siempre esperé algo así, que sin que estuviera tan presente, sí lo tenía claro, sí lo anhelaba. Aguardaba este fuego y, no te miento, lo busqué. Te doy mi palabra que en cada amor o aventura lo busqué, pero nunca se presentó, nunca tuve una fuerza así, una admiración así por alguien. Cuando me habló por teléfono su voz me encantó. Yo que nunca quise saber nada de la edición de mis obras por alguna compañía, siempre lo hice yo; no necesité de ello. Sentía que era como entregarles a mis hijos, y luego éstos prostituyen la literatura; sólo les importa el dinero y es lo único que publican, y no quise correr el riesgo. Por fortuna tengo el dinero suficiente para darme ese lujo, pero ella, CCC, no tardó en convencerme; es más, creo que desde su primer palabra ya estaba prendado, y cuando le conocí, soberbia, la imagen excelsa, la divinidad; ella es el amor, no hay otra palabra, y no la idealizo, es el ideal, no es la figura perfecta porque es la figura, la sonrisa, la mirada, el talle, la palabra y hasta el silencio. No sé si estoy enamorado, recalco, pero lo que siento es lo que más se parece a ello, y no me arrepiento; no lo medito, eso que sea la suerte, el instante, lo que sea, que mientras yo estoy en un estado de gracia, feliz; es una burbuja. – Es la confesión del amor más especial que he escuchado, y me da gusto por ti. Me encantaría ser el padrino del casamiento, porque esto tuyo en eso terminará. – No lo sé y no me interesa, no quisiera vulgarizarlo, terminar como todos. No sé, quizá me gustaría que estallara el amor, pero cada quien su independencia y vernos con total disposición, cuando sólo estemos para nosotros, cuando no haya reclamos, ni enfermedades, ni despertares descompuestos, sino ella y yo sin más; vernos si nos necesitamos, lo que no quiere decir que no sea todos los días, pero sin más, sin presiones, que pueda pararme a la mitad de la charla para escribir, y que ella también me deje si tiene una cita o asunto que atender, y que si le veo sola o acompañada en algún sitio no sea para sentir celos; y casarse es el recorrer el sendero de una mayoría un tanto zombi, reiterativa, en el confort. – No me sorprende de ti, ¿pero ella?, ¿qué piensa, que siente, que es lo que desea?. – No lo sé, si sólo le he visto una vez y el lunes vendrá a casa y hablaremos de mis obras. Si hasta es tonto lo que te estoy diciendo porque ella no sabe nada, y no sé si se lo voy a decir o me lo voy a quedar. No sé si tiene compromiso, no sé quién es ni lo voy a averiguar, no me interesa, que, pase lo que pase, ella es para mí. Lo es desde que la vi, aunque ella no lo sepa. No sé si tenga fuerzas para decírselo. Le he mandado flores a su oficina desde que la vi, pero en anónimo, sin ninguna palabra, y si fuera alguna, sólo le podría decir: “eres el amor”. Que se quede ella con ella, que yo la tengo para mí. Si viera alguna ocasión plena, no sé, quizá se lo diga, pero no es prioridad. Lo cierto es que si le amo, voy a escribir la historia de amor más dulce y platónica, y si quiero ella corresponderá, aunque sólo sea en las páginas de un libro que creo que sí, no sólo se lo dedicaré, sino que será ella. Amigo querido, que te digo, le amo, es mi ideal para mi ocaso, un ocaso, que, por fortuna, veo lejano y tengo el tiempo, el dinero y el amor para entregarlo si ella lo pide. No me espanta, ni cuento el tiempo, ni veo el mañana; lo que vale es este espacio y este tiempo; del futuro, Casandra, yo lo único que adivino es el amor que le siento; es y será suyo un segundo o una vida – ¿Y si acepta estar contigo?, ¿no se te hace un acto de egoísmo por la edad?. – ¿Entre adultos?, tú ponte a pensar: le busco, le pido tener una relación, si ella acepta, ¿no crees que conoce los riesgos, o que yo no los conozco tampoco?. Nos sabremos, ella me sabrá y yo a ella, lo demás no importa, es la vida y basta. – ¿Y si te engaña, si termina viéndose con otro a tus espaldas, si te traiciona?. – ¡Qué me importa!, ¿crees que voy a estar pensando en ello y se lo voy a reclamar cuando la vea, y eso en caso de enterarme?. Jamás. Si tiene otra aventura o mil, es cosa de ella. Hermoso me voy a ver, a mi edad, celándola. Eso que lo hagan los jóvenes. El amor que no tiene confianza no existe, y si me engaña, ¿Por qué no pensar que al que engaña es al otro?. Es igual. Lo cierto es que el tiempo que esté conmigo, será pleno; en ese momento ella será mía y después del mundo si ella quiere. Lo que te digo es que sí, mi amor es de verdad fuerte, sincero, seguro, pleno; si le doy lo que ella necesita, en todos los sentidos y en cada momento, ¿crees que va a buscar a alguien más?. Si lo busca es porque en algo le estaré fallando y bien hace en buscar. No le voy a condenar a vivir a mi lado si en algo o en mucho le fallo. A mí eso no me preocupa. Que ella sea feliz y que yo lo sea y párale de contar, amigo. En fin, las aceitunas no han sido plantadas; ni siquiera hay aceitunas, pero ahí está la idealización y está en mí. Estamos aquí para hablar de una situación tuya, pero hablamos de otro asunto. – Amigo, no tengo nada qué decir, pero sí, fue una visita muy provechosa. Me voy y nos vemos pronto. S salió con una pregunta, ¿será la misma persona, C y CCC?, pero también más resuelto que nunca, echado para adelante. Iría a la oficina, terminaría el día, y por la noche la visitará en su casa y le hablaré de amor, porque la amo, y voy a luchar por ella hasta el último aliento, así sea ella CCC que, por lo que sé, es mi amigo el que está enamorado, no ella, ¿o sí…?, ¿por eso su cansancio de la noche anterior?, ¿por eso el retrasar la cita?, ¿indiferencia o cansancio?. ¿Así se va a presentar ante ella, con tantas dudas, cuando que ella es una mujer resuelta y de decisiones de frente?.”. Puedes elegir si quieres agregarla a tu biografía. |
Ignacio escribió: “Por la libre 2201 del 27de octubre del 2019 Por Ignacio Cortés Morales 9.- Los amigos Doctor, perdón que le hable tan temprano, pero quiero saber el estado de salud que vive la mamá de C. Esperé el reporte anoche, apresuró S al doctor Z, con la voz ejecutiva que le caracteriza cuando se trata de asuntos profesionales, los que maneja con cuidado, talento y conocimiento, y tras la respuesta, desde luego que lo entiendo doctor, era tarde, pero no decida por mí; si le pedí que se atendiera con premura el caso de la señora era evidente mi interés y esperaba el resultado, subrayó con determinación y añadió, bien doctor, no se disculpe, ya sabe que aquí nos manejamos con eficiencia y no con el creo que o pienso qué; cuando dispongo las cosas es para que se den como debe ser, ¿de acuerdo?. Perdón, doctor, no le escuché, ¿de acuerdo?. Así está bien, ahora dígame qué informe me tiene sobre el particular, y Z le dio los datos, por fortuna no era nada de qué preocuparse, pero consideró conveniente que se le hagan análisis completos, por lo que se le internará a la señora en la clínica, y al día siguiente, por la tarde, del sábado vuelve a casa, a lo que S cerró, le encargo especialmente el caso, manténgame informado y el último reporte lo quiero hoy antes de las nueve de la noche, minucioso, entendible, sin términos médicos o muy claros, y preciso. De más está decirle que no quiero tardanzas. Cerró el móvil, pidió que sacaran el coche, y en el trayecto, señorita, mi último asunto o cita la quiero a las 17 horas y que no tarde más de una hora; saldré de la oficina a las 18 y no quiero saber nada de la empresa el fin de semana, para bien o para mal; cualquier caso que lo atienda el director, a quien quiero ver en mi oficina a las 12; usted y él vean mi agenda, no quiero tratar nada que no sea necesario; Pocos asuntos y que no lleven dificultades mayores. También mande a casa de C el arreglo floral acostumbrado; si no está que se deje en la recepción del edificio. Permítame señorita, que sean 21 rosas, lo mejor que se pueda en orden floreciente. Se lo encargo. Envíe a alguien de la empresa para que se supervise esta disposición. Gracias, señorita, es todo, voy a desayunar con un amigo y estaré en la oficina a eso de las 11 para revisar correspondencia y atender al director; sí señorita, con el director a las 12, por favor. No señorita, nada más, gracias. Al llegar, ya lo esperaban, entró el automóvil y su amigo le aguardó al pie de la puerta. Le dio el celular al chofer y sólo si llama C me comunica, ¿de acuerdo?. “Sí señor”. – Amigo querido, no sabes el gusto que me dio el que me llamaras; meses sin verte. Dime, ¿estoy a tus órdenes?. Te juro que me sorprendiste, ¿qué es eso tan urgente?. – Tu casa es hermosa, de todo un escritor exitoso, llena de sutiliza, de cultura, de buen gusto. Se respira paz, tranquilidad, sabor a lo exquisito, lo bello y sublime. – Mira quién lo dice, tú que tienes una mansión de gusto especial, de millonario. – Pero envidiando tu talento. Si me hubieran dado a elegir entre tu vida y la mía, sin duda que hubiera elegido la tuya, el reconocimiento, la bohemia, los viajes, las mujeres, la popularidad y hasta tu paso por la política. Lo hiciste muy bien. – Tú también tenías talento para escribir. Muchas veces recibiste más halagos que los que yo tenía, pero te ganaron los negocios, te absorbieron y te fue excelente. – Elegimos nuestros caminos, y, al final los dos aquí, sin ninguna preocupación por el dinero, es un punto resuelto, pero lo mío tiene horario y lo tuyo es libre. – Porque quieres, puedes vender y lo que te den bastará para vivir 3, 4 o más vidas – Eso no lo haré. Si vendo liquidarán a todos los empleados; los correrán o les van a ofrecer sueldos y prestaciones menores. Muchos esperando por años irse a descansar con una pensión más o menos equilibrada y ¿se las voy a quitar?. De ninguna manera, esta empresa la dirigiré hasta el final de mi vida. Si tuviera a alguien que supiera que continuaría con la misma política se la dejaría, si no, se darán las instrucciones para que sea una cooperativa, que sea de los trabajadores. – Soñador, como siempre. La verdad, me da gusto que sigas igual, aunque no será fácil que te entiendan; corres el riesgo que todo el esfuerzo se trunque y pronto. – No sería mi problema. Ya no estaré para entonces. Habrá un consejo que sea el que no permita que se venga abajo. El país nos dio estos trabajadores eficientes; que sean ellos los que disfruten, que crezca la empresa y da para generaciones. – Pero no me llamaste para cuestiones laborales y de herencia, sino para algo que te inquieta, personal, y mira que no me equivoco; lo de hoy es muy importante. – Ahora que estoy aquí, como que prefiero resolverlo solo, y te aviso mi amigo. – Es tu decisión, desde luego. Ya me causaste gran alegría el que estés aquí, así que podremos hablar de fútbol, ¿sigues pensando que es malísimo el nuestro?. – Aquí se juega algo parecido al fútbol, irregular, pobre, lleno de miserables mercenarios, corrupto, envilecido; todo es un negocio en el que unos pocos ganan y los más son explotados por sátrapas sin entrañas, ¿qué se le va a hacer?. – ¿A qué viniste?, ¿no somos amigos?. Déjame el placer de escucharte y decide. S fue atrapado, ya no podrá decir que no, tendrá que abrirse, que decir las cosas como son, disipar sus dudas; al menos escuchar un punto de vista de alguien que le quiere bien, que no tendrá más interés que el bienestar del amigo. S sigue en la duda. Todo el hombre ejecutivo y visionario para los negocios, en la vida personal es un desastre. Por eso no se enamoró; sabía de sus limitaciones y no quiso reflexionar sobre el particular y dejó pasar los días que se convirtieron en años, pero un día esa magia del amor atrapa, y es lo que le pasó, y a estas alturas, cuando ya ni siquiera pensaba ni le interesaban los momentos fugaces. La vida había terminado en lo sentimental sin inaugurarla, y no le hacía falta; tantas cosas por hacer y, a la vejez, viruelas. Su amigo lo miraba con toda la intención de que no escapara; ahí estaba y no lo dejaría ir. Sentía que era necesario que lo ayudara. Estaba en juego su felicidad, su futuro, de lo contrario no le hubiera hablado Su amigo ordenó el desayuno en la terraza. En un escritorio la computadora abierta, y la curiosidad le ganó a S. Se acercó y leyó: Para CCC y le preguntó si sería su próxima novela; “la estoy escribiendo”. ¿Fantasía o realidad?. “En el mundo de la literatura se mezclan tanto que no lo sé, te lo juro”. ¿La historia que escribes es sobre CCC?. “No, desde luego que no, pero ella existe. Es una joven especial, talentosa, llama la atención, te atrae. Me buscó, que quería editar mis obras completas. Vendrá el lunes y se decidirá. No me mires así, sabes que soy un caballero, pero bueno, qué te puede importar; es un juego de adultos, no seas moralista. No me jodas el día. A ver, siéntate, desayunemos”. -Triple C, ¿por qué?. – Porque es triplemente hermosa; es un encanto, es un ángel, es el amor, querido amigo. – ¿Es algo de ti?. – ¡Qué necedad!. Deja las cosas por la paz. Los caballeros no tenemos memoria. Vamos a sentarnos. Deja la computadora. Ahora estoy para atenderte, para escucharte no para hablar de mi vida personal. Supongo que no eres reportero de las revistas estúpidas. Le movieron el piso a S. ¿Sería una coincidencia?. Sería increíble que fuera la misma, que los dos amigos estuvieran prendados de la misma mujer. Desde luego que él estaría de verdad, mientras que para su amigo sería una aventura, un juego, y sí quiso saber más y preguntó lo que significa CCC para él, y respondió: “La belleza, el cielo, el sol, la luna; el universo. La tierra y todos sus alrededores se inauguraron con ella. No sé dónde estaba, ni dónde estaba yo. Todo lo que he escrito es basura, lo que voy a hacer por ella es literatura, es el amor, es la ternura, pero también creo que es la violencia, es la paz pero con dejos de guerra, de pasión, de independencia, de lejanía y cercanía. No lo sé. Es un personaje salido del cielo mismo. Te juro que me enloquece. Nunca había experimentado algo así, de esta fuerza; es el dios con mucho de demonio, la mezcla del cielo y el infierno. Lo es todo, y voy a describirla en mi novela. Si me preguntas si estoy enamorado de ella, no te diré que no, pero tampoco te lo puedo asegurar. Es encontrar el sentimiento. Te sonará lo cursi que quieras, pero, ella es el amor, el círculo perfecto”. – ¿Estás enamorado de ella?. Hablas de tal manera que es claro que sí. ¿No es un ideal, más que una mujer?. Tú que nunca diste tu brazo a torcer, ahora resulta que Cupido se quedó contigo. ¿Quién es, a qué se dedica, cómo es que llegó a ti tan sin esperarlo ya?. – Te debo decir que, en el fondo siempre esperé algo así, que sin que estuviera tan presente, sí lo tenía claro, sí lo anhelaba. Aguardaba este fuego y, no te miento, lo busqué. Te doy mi palabra que en cada amor o aventura lo busqué, pero nunca se presentó, nunca tuve una fuerza así, una admiración así por alguien. Cuando me habló por teléfono su voz me encantó. Yo que nunca quise saber nada de la edición de mis obras por alguna compañía, siempre lo hice yo; no necesité de ello. Sentía que era como entregarles a mis hijos, y luego éstos prostituyen la literatura; sólo les importa el dinero y es lo único que publican, y no quise correr el riesgo. Por fortuna tengo el dinero suficiente para darme ese lujo, pero ella, CCC, no tardó en convencerme; es más, creo que desde su primer palabra ya estaba prendado, y cuando le conocí, soberbia, la imagen excelsa, la divinidad; ella es el amor, no hay otra palabra, y no la idealizo, es el ideal, no es la figura perfecta porque es la figura, la sonrisa, la mirada, el talle, la palabra y hasta el silencio. No sé si estoy enamorado, recalco, pero lo que siento es lo que más se parece a ello, y no me arrepiento; no lo medito, eso que sea la suerte, el instante, lo que sea, que mientras yo estoy en un estado de gracia, feliz; es una burbuja. – Es la confesión del amor más especial que he escuchado, y me da gusto por ti. Me encantaría ser el padrino del casamiento, porque esto tuyo en eso terminará. – No lo sé y no me interesa, no quisiera vulgarizarlo, terminar como todos. No sé, quizá me gustaría que estallara el amor, pero cada quien su independencia y vernos con total disposición, cuando sólo estemos para nosotros, cuando no haya reclamos, ni enfermedades, ni despertares descompuestos, sino ella y yo sin más; vernos si nos necesitamos, lo que no quiere decir que no sea todos los días, pero sin más, sin presiones, que pueda pararme a la mitad de la charla para escribir, y que ella también me deje si tiene una cita o asunto que atender, y que si le veo sola o acompañada en algún sitio no sea para sentir celos; y casarse es el recorrer el sendero de una mayoría un tanto zombi, reiterativa, en el confort. – No me sorprende de ti, ¿pero ella?, ¿qué piensa, que siente, que es lo que desea?. – No lo sé, si sólo le he visto una vez y el lunes vendrá a casa y hablaremos de mis obras. Si hasta es tonto lo que te estoy diciendo porque ella no sabe nada, y no sé si se lo voy a decir o me lo voy a quedar. No sé si tiene compromiso, no sé quién es ni lo voy a averiguar, no me interesa, que, pase lo que pase, ella es para mí. Lo es desde que la vi, aunque ella no lo sepa. No sé si tenga fuerzas para decírselo. Le he mandado flores a su oficina desde que la vi, pero en anónimo, sin ninguna palabra, y si fuera alguna, sólo le podría decir: “eres el amor”. Que se quede ella con ella, que yo la tengo para mí. Si viera alguna ocasión plena, no sé, quizá se lo diga, pero no es prioridad. Lo cierto es que si le amo, voy a escribir la historia de amor más dulce y platónica, y si quiero ella corresponderá, aunque sólo sea en las páginas de un libro que creo que sí, no sólo se lo dedicaré, sino que será ella. Amigo querido, que te digo, le amo, es mi ideal para mi ocaso, un ocaso, que, por fortuna, veo lejano y tengo el tiempo, el dinero y el amor para entregarlo si ella lo pide. No me espanta, ni cuento el tiempo, ni veo el mañana; lo que vale es este espacio y este tiempo; del futuro, Casandra, yo lo único que adivino es el amor que le siento; es y será suyo un segundo o una vida – ¿Y si acepta estar contigo?, ¿no se te hace un acto de egoísmo por la edad?. – ¿Entre adultos?, tú ponte a pensar: le busco, le pido tener una relación, si ella acepta, ¿no crees que conoce los riesgos, o que yo no los conozco tampoco?. Nos sabremos, ella me sabrá y yo a ella, lo demás no importa, es la vida y basta. – ¿Y si te engaña, si termina viéndose con otro a tus espaldas, si te traiciona?. – ¡Qué me importa!, ¿crees que voy a estar pensando en ello y se lo voy a reclamar cuando la vea, y eso en caso de enterarme?. Jamás. Si tiene otra aventura o mil, es cosa de ella. Hermoso me voy a ver, a mi edad, celándola. Eso que lo hagan los jóvenes. El amor que no tiene confianza no existe, y si me engaña, ¿Por qué no pensar que al que engaña es al otro?. Es igual. Lo cierto es que el tiempo que esté conmigo, será pleno; en ese momento ella será mía y después del mundo si ella quiere. Lo que te digo es que sí, mi amor es de verdad fuerte, sincero, seguro, pleno; si le doy lo que ella necesita, en todos los sentidos y en cada momento, ¿crees que va a buscar a alguien más?. Si lo busca es porque en algo le estaré fallando y bien hace en buscar. No le voy a condenar a vivir a mi lado si en algo o en mucho le fallo. A mí eso no me preocupa. Que ella sea feliz y que yo lo sea y párale de contar, amigo. En fin, las aceitunas no han sido plantadas; ni siquiera hay aceitunas, pero ahí está la idealización y está en mí. Estamos aquí para hablar de una situación tuya, pero hablamos de otro asunto. – Amigo, no tengo nada qué decir, pero sí, fue una visita muy provechosa. Me voy y nos vemos pronto. S salió con una pregunta, ¿será la misma persona, C y CCC?, pero también más resuelto que nunca, echado para adelante. Iría a la oficina, terminaría el día, y por la noche la visitará en su casa y le hablaré de amor, porque la amo, y voy a luchar por ella hasta el último aliento, así sea ella CCC que, por lo que sé, es mi amigo el que está enamorado, no ella, ¿o sí…?, ¿por eso su cansancio de la noche anterior?, ¿por eso el retrasar la cita?, ¿indiferencia o cansancio?. ¿Así se va a presentar ante ella, con tantas dudas, cuando que ella es una mujer resuelta y de decisiones de frente?.” |
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