EL PODER ECONÓMICO Y SUS MILES DE MEMBRETES

PERIODISTA GERARDO FERNANDEZ CASANOVA>>

EL PODER ECONÓMICO Y SUS MILES DE MEMBRETES>>

Gerardo Fernández Casanova>>

En el fragor de la campaña electoral que más parece una desigual guerra de todos contra el único distinto, se ha hecho patente el encono de los personeros del gran poder económico por impedir que una alternativa de cambio llegue a gobernar al país. Tal encono se ha visto potenciado en la misma proporción que las posibilidades de que tal cambio se haga realidad. Las encuestas muestran que Andrés Manuel supera a sus adversarios con mucho, con cerca del 50% de la intención del voto y muy de cerca la intención de voto por legisladores y gobernadores de su alianza. De ahí que se muevan con tintes de desesperación quienes son sus adversarios y busquen el menor resquicio para denostarlo.

López Obrador enfatiza que en el régimen actual, el gran poder económico tiene secuestrado al gobierno que así se convierte en un simple comité a su servicio. Qué decir del rosario de reformas estructurales que los tecnócratas, sus partidos y sus legisladores han impuesto sin que se haya consultado a esa sociedad civil que tanto cacaraquean o escuchando sólo a sus paniaguados.

Los gobiernos desde Miguel de la Madrid están sometidos a lo que indiquen los “mercados” a través de esos buitres llamados “calificadoras de inversión”, que son empresas que determinan a su libre criterio la calidad crediticia de un país y que impacta sobre las tasas de interés a los créditos soberanos (de los países) y sobre el flujo de las inversiones extranjeras. Tales empresas tienen dueños y, por naturaleza, intereses a los que no debe quedar sujeta la suerte de una nación; fue muy clara su intervención nefasta en la destrucción de la economía griega, entre muchas otras tropelías similares. Otra tiranía es la que ejercen las bolsas de valores, en las que manda la

especulación de los grandes concentradores de la riqueza sin obedecer freno alguno. Ambos instrumentos obedecen a la premisa neoliberal de reducir al estado a su mínima expresión, para dejar todo a los designios del “dios mercado”. Para ellos la mejor política económica es la que no existe.

AMLO se ha pronunciado por la mayor participación del estado en la promoción e inducción de la economía, siempre con la participación importante de los sectores privado y social. Postula la eliminación de la corrupción y los privilegios y, con ello, generar la disposición de importantes montos de inversión pública en infraestructura y como capital semilla para impulsar la actividad productiva de los sectores. Esto es capitalismo puro, sin asomo de socialismo ni de medidas arbitrarias contra el capital, con pleno respeto al estado de derecho (guardo mi desacuerdo para otros momentos ajenos a la elección).

Es obvio que estos postulados molesten a quienes han tenido y disfrutado el privilegio de hacer y deshacer del país a sus anchas. Pero resulta que el verdadero empresariado nacional de eso pide su limosna: pide que haya quien vea por el real fortalecimiento del mercado interno para que puedan contar con consumidores a quienes atender con sus productos o servicios. Por eso las encuestas entre este sector apoyan el cambio y no se van con la finta de los grandes desplegados en los periódicos, ni los aspavientos de los comentaristas a sueldo.

Dejo pendiente el tema de la participación de la llamada “sociedad civil” por su enorme complejidad. Sólo me aventuro a mencionar que bajo ese paraguas cabe de todo; desde la muy necesaria y valiosa participación organizada de individuos deseosos de vivir un mundo mejor a su rededor, como también los muchos membretes pagados para hacer política encubierta, defender intereses

particulares, golpear y desprestigiar. Hasta ahí lo dejo, tengo que estudiar más.

Correo electrónico: gerdez777@gmail.com

www.morelosmagazzine.com

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