EL RUGIDO DE LOS TIGRES

PERIODISTA GERARDO FERNANDEZ CASANOVA>>

EL RUGIDO DE LOS TIGRES>>

Gerardo Fernández Casanova>>

En ocasión de la reunión anual de los banqueros, en su turno de la pasarela de los candidatos a la presidencia, López Obrador formuló una simple advertencia: si a alguien se le ocurre acudir al fraude en las próximas elecciones estará soltando al tigre de la furia popular y que él no estará para amarrarlo “… que lo amarre quien lo soltó”. De alguna manera lleva a la memoria de que en el 2006 derivó el descontento (por no decir encabronamiento) social por la vía de la resistencia pacífica, mediante el inolvidable plantón sobre el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México y la proclamación del Gobierno Legítimo. No obstante, el régimen enfiló todas sus baterías sobre el candidato despojado que “no sabe perder”.

Se trata de una simple advertencia respecto de algo que está en la mentalidad de toda la gente de uno u otro signo político, que no necesariamente significa una descalificación adelantada del proceso, sino de llamar la atención de los actores ante la posible tentación, muy justificada por la historia nacional. Nada más. Que nadie se ponga el saco en la víspera, pero que sepa que, de ponérselo, habrá consecuencias  graves.

El que sí anda suelto, incluso del estómago, es el rubio tigre troglodita. Lanza zarpazos sin ton ni son, rugidos tuiteados y amenazas por doquier. Esta semana despidió estrepitosamente a su secretario de estado, Rex Tillerson, sin dar la más simple explicación; lo deja todo a  la imaginación de los observadores: a lo mejor la causa sea que no ha podido derrocar a Nicolás Maduro; o a que, pese a las advertencias de que los gobiernos latinoamericanos no tienen por qué buscar otros amos imperiales, siguen comerciando con China y Rusia; o porque se buscó un diálogo con Corea del Norte, vaya usted a saber. El señor Tillerson no merece ni una lamentación por su abrupta  despedida, aunque a la vista de su sucesor, tenga uno que decir que era menos malo. La Casa Blanca endurece aún más su rostro guerrerista y golpeador, con la CIA ahora bajo la dirección de una reconocida torturadora, por acciones para nada encubiertas, sino a la plena luz del día. En estas condiciones, Trump dio inicio a la campaña de recolección de fondos para su reelección y para brindar su muy popular apoyo a los candidatos republicanos a legisladores; es opinión generalizada que en ambas instancias el troglodita perderá, por lo que la mayor expectativa estará en las primarias de los demócratas con la fortalecida carta de Sanders como reacción pendular (de un extremo al otro).

Respecto de las elecciones en México el muroadicto Trump se atrevió a decir que sabe que hay algunos candidatos “buenos” y otros “no tan buenos” pero que, de todas maneras, él los podrá manejar. No es remoto suponer que se refirió a “ya sabes quién”. Menos mal que,  por lo pronto, no le vino en gana proferir amenaza alguna, aunque los que también sabemos quiénes son, le estén alegrando el oído para pedir su plato de lentejas a cambio del auxilio imperial.

Con desmedido cinismo Trump hace chantaje a sus vecinos y socios en el TLC,  más sobre México que sobre Canadá. El proceso de renegociación está envenenado y más nos convendría su disolución que un acuerdo que satisfaga la ambición del troglodita que quiere llevarse todas las canicas del juego.

AMLO mantiene su postura pragmática y evita las minas y trampas de sus adversarios: bastante sabe que el triunfo depende de que no caiga en errores de aquí a la elección, de suerte que prefiere la omisión a la necesidad de caer en definiciones conflictivas. Aunque me gustaba más el anterior estilo, comprendo que el actual es el que puede eliminar los escollos para llegar. Una vez ahí habrá que hacer presión para recuperar el terreno cedido, pero habrá que hacerlo con pueblo organizado y consciente.

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