PERIODISTA JOSÉ MARTÍN PÉREZ RODRÍGUEZ>>
OJOS CIUDADANOS>>
Martín Pérez>>
Ciudadanos en estado de indefensión ante ola delictiva en Morelos>>
La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento que marca un hito en la historia de los derechos humanos. Elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, la Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución 217 A, como un ideal común para todos los pueblos y naciones. La Declaración establece, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero y ha sido traducida en más de 500 idiomas.
El artículo 3, señala: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”
Esto lleva a la siguiente reflexión a este columnista, de que en el Estado de Morelos, en lo personal me siento en estado de indefensión, cuando el comisionado estatal de Seguridad, José Antonio Ortiz Guarneros, hace una declaración en el sentido de que la ola de muertos –van más de 100 en esta administración– se debe a que dos cárteles se pelean la plaza.
La función de la Comisión Estatal de Seguridad es la de prevenir e inhibir los delitos, pero sucede que hasta el momento han sido insuficientes los esfuerzos. Se siguen registrando las ejecuciones a cualquier hora del día al estilo de los cárteles de la droga.
Los morelenses anhelamos desde hace unos ocho años, que haya seguridad y paz para realizar las actividades cotidianas. Desde el final del sexenio de Marco Antonio Adame Castillo –hoy diputado federal plurinominal del PAN– las cosas se pusieron terribles y la tónica no ha cambiado. Hay que recordar que Graco Ramírez Garrido Abreu obtuvo el triunfo en las elecciones, por aquella promesa de que en 18 meses iba a terminar con la inseguridad, la gente confió en él, pero al llegar la fecha se perdió el encanto. Hace ocho años la inconformidad social era grande en contra de los panistas, pues había fracasado el modelo impulsado por Felipe Calderón de su guerra contra el narco y en la entidad los jefes policíacos eran señalados por su relación con los grupos delictivos, a grado tal que fue consignado el ex comisionado estatal de Seguridad, Luis Ángel Cabeza de Vaca Rodríguez. Nos preguntábamos en ese entonces: ¿en manos de quién estábamos?
Durante su administración, Graco Ramírez defendió a capa y espada el modelo de Mando Único de seguridad, el cual durante el primer año estuvo a cargo de la abogada morelense Alicia Vázquez Luna y los cinco años siguientes por el tijuanense Alberto Capella Ibarra, pero la situación no varió durante seis años en materia de seguridad, los ciudadanos nos seguimos sintiendo en estado de indefensión. Hay que recordar, que los integrantes de la LII Legislatura local aprobaron reformas para salvar el requisito establecido en el artículo 75 de la Constitución del Estado de Morelos que establece que para ser secretario de despacho se requieren de un mínimo de tres años de residencia, por esa razón, se tuvo un comisionado estatal de Seguridad en lugar de un secretario de Seguridad Pública. Al final de la gestión de Graco Ramírez el hartazgo social fue evidente y esto fue uno de los factores que detonaron el voto de los jóvenes a favor de Cuauhtémoc Blanco. El famoso “Carrete”, quien encabeza el cártel de Los Rojos, no fue aprehendido en seis años, por lo que la estrategia de seguridad fracasó en ese sentido.
Es evidente que sí los cárteles de Los Rojos y Jalisco Nueva Generación luchan por quedarse con la plaza del Estado de Morelos, es porque deja grandes ganancias y además de que no los ha podido parar la estrategia de seguridad hasta el momento.
Por su parte, Cuauhtémoc Blanco le ha apostado a un equipo de marinos veracruzanos para resolver el problema de la inseguridad. Al igual que en el gobierno de su antecesor, el ex futbolista profesional nombró a un comisionado estatal de Seguridad, en lugar de un secretario de Seguridad Pública, en la persona de José Antonio Ortiz Guarneros, quien a su vez trajo consigo a los que son su equipo de trabajo.
Hoy, por la mañana, el alcalde de la capital del Estado, Francisco Antonio Villalobos Adán, en conferencia de prensa realizada en las oficinas centrales del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC), revela que un grupo de la delincuencia organizada –no dio muchos detalles– lo ha amenazado a él y a su familia con la intención de quedarse con la administración precisamente del SAPAC. A la fecha el representante popular no ha cedido a sus amenazas, que han sido expresadas en lonas. Si a una persona tan importante como el alcalde capitalino lo tratan de amedrentar estos grupos delictivos, entonces nosotros como ciudadanos de a pie en dónde quedamos.
El día de hoy, en la sede del Poder Ejecutivo, se llevó a cabo una reunión, a la que asistieron la mayoría de presidentes municipales, en la que uno de los puntos que se trató fue precisamente el Mando Coordinado de Seguridad. Los presidentes municipales tienen que firmar el convenio para ceder al Gobierno del Estado sus atribuciones en materia de seguridad conferidas en el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, claro, previa autorización del Cabildo. Debido a la situación que prevalece de que dos cárteles se pelean la plaza del Estado de Morelos, los alcaldes ven con simpatía el Mando Coordinado, puesto que la seguridad es una papa caliente, dada la capacidad de los grupos delictivos.
¿Qué tiempo debemos esperar los ciudadanos para sentirnos seguros y en paz en el Estado de Morelos?
Este columnista hace votos para que la estrategia de seguridad de la Guardia Nacional impulsada por el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y que es seguida en la entidad por Cuauhtémoc Blanco, rinda frutos, para de esta manera, dentro de seis años haya desaparecido ese sentimiento de vivir en un estado de indefensión. Se sabe que de la noche a la mañana, las cosas no van a cambiar, pero uno como ciudadano quisiera que el cambio fuera lo más rápido posible.
Hasta aquí llegó la tinta por hoy.