PERIODISTA ANDRES LAGUNAS>>
Me resulta necesario dedicarle unas palabras de despedida a un edificio emblemático, a ese lugar donde se escribió por años la historia de Morelos, a ese espacio donde se cometieron abusos de poder sin que los ciudadanos se dieran cuenta, a ese mismo lugar donde se construyó la nueva etapa democrática de esta entidad, a esa sede del Congreso por donde pasaron hombres y mujeres de mucho respeto, y también personajes indignos de haberse llamado representantes del pueblo.
Este miércoles se concretará el fin de una época, ese edificio de Matamoros 10 volverá a los activos del Poder Ejecutivo del estado. Me llegan cientos de recuerdos, tengo clarísimas las imágenes de las dos últimas bancadas mayoritarias, absolutas, del PRI, lideradas por Alfonso Sandoval Camuñas y Jorge Morales Barud. De la legislatura encabezada por Tomás Osorio no tengo recuerdos, solo escuché historias narradas por el propio maestro y autor del Manuel Parlamentario de Morelos… Disciplina del viejo partido, todos los sectores de la sociedad debidamente representados, desde obreros, campesinos y profesionales de varios ramos. Quizás algún día narre una mañana legislativa distensada en el estacionamiento, con la cecina de Rafa Sánchez Vargas.
También me llegan recuerdos del nacimiento de la primera oposición, del PRD llegando a la cámara con gente como Eloy Ortiz, ya fallecido, Pedro Delgado, que debió presidir Morena para igualar a Muñoz Ledo en ese aspecto, y hasta esas imágenes de un Gabriel Rivas Ríos quitándose la camisa para exhibir golpes que le propinaron policías de Jorge Carrillo Olea… qué decir del gran, terco y luchador incansable Nacho Suárez Huape… quien al morir tuvo en ese Congreso la despedida que se ganó, con ese cariño de la gente a la que sirvió.
Tengo conversaciones grabadas en la mente con esos tres mosqueteros panistas, como fueron Liborio Román Cruz Mejía, Adrián Rivera y Marcos García Alvarez… también recuerdo a la chamaca del barrio de Gualupita, ¿o me equivoco? De Erika Cortés. Y por supuesto ese estilo de Javier López obsesionado en fortalecer la gobernabilidad honrando los acuerdos.
Me sorprendieron perredistas como Adela Bocanegra, Cristina Balderas, Fidel Demédicis y otros que enterraron la Gran Comisión priísta, que Víctor Saucedo intentó mantener en 1997.
En la etapa del cambio no me pasan desapercibidos personajes como Sergio Alvarez Mata y Hugo Manzo, uno del PAN y el otro del PRI, por supuesto José Luis Correa Villanueva. No conocí a Juan Salgado Brito ni a Raul Iragorri las dos primeras ocasiones que fueron diputados locales, pero si en la segunda del doctor en derecho y la tercera del empresario automotriz. Mucho oficio político. Con aciertos y desaciertos.
Me refería a abusos al iniciar el texto porque en la era priísta todo se votaba en automático, pero había primera y segunda lectura, y de los excesos el pueblo ni se enteraba prácticamente. Solo de lo bueno, y no había ni redes sociales para polemizar.
Ahí en ese Congreso está la historia democrática reciente, también los abusos y excesos de apenas días pasados… imagínense se robaron obras de arte el pasado 2017, con el pretexto del sismo.
Ahí pasé varios años de mi actividad como reportero, nunca logré la especialización, pero me precio de ser de una generación de comunicadores que vimos fenecer una época y nos tocó narrar el surgimiento de otra. Cuantas charlas y discusiones con Sergio Gómez Guerra, con Beto Millán, Pepe Garcitapia, todo lo aprendido del más viejo, dentro de este grupo de “jóvenes”, me refiero a Martín Sánchez. Aunque para ser sinceros, el más viejo es Eusebio Gimeno. Y de los jóvenes que ahí maduraron en las paredes de este Congreso que ahora será oficina de gobierno, tengo bien presentes a Minerva Delgado, Alberto Cruz, Antonieta Sánchez, Geovani Barrios, Omar Maldonado… y muchos más que me faltan, me refiero a reporteros de la fuente, porque columnistas hay más, y conductores de noticieros otras más, como Jorge Jiménez, Omar Guerra, Chava Valora.
Se acabó esa historia de Matamoros 10.
