Gatopardismo

Javier_JaramilloPor Javier Jaramillo Frikas

2016-04-07_0632

El 9 de octubre de 2012, 8 días después de que el todavía gobernador asumió la titularidad del Ejecutivo estatal, titulé la Tertulia Política como Gatopardismo, ante la clara evidencia de que todo cambiaría para seguir igual. Se consumó la creación de cinco secretarías, que no fue más que modificar estructuras, para designar a igual número de sujetos con el cargo de secretarios y, con ello, pagarles sueldazos y permitirles la operación de rabiosas redes de corrupción.

Apunté entonces:

La Nueva Visión de Morelos, sello que Graco decidió imponer a lo que empieza a ser su administración —que se supone concluye el 30 de septiembre de 2018—, en tan sólo una semana, se deja ver como un burdo gatopardismo, cuya definición más clara, apunta que Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.

(El gatopardo (Wikipedia, la enciclopedia libre) —novela escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa, entre finales de 1954 y 1957— narra las vivencias de Don Fabrizio CorberaPríncipe de Salina, y su familia, entre 1860 y 1910, en Sicilia… Si queremos que las cosas sigan como están, las cosas van a cambiar, esta conocidísima frase simboliza la capacidad de los sicilianos para adaptarse a lo largo de la historia a los distintos pueblos que han gobernado esa hermosa isla, pero también la intención de la aristocracia de aceptar la revolución para poder perpetuar su influencia y poder).

Y es que el tabasqueño que gobierna Morelos, aprovechó bien y bonito la condición zalamera que asumió al momento del triunfo de Enrique Peña Nieto, para encontrar en la cúpula nacional del PRI, el apoyo requerido para modificar las estructuras del gobierno del Estado y, casi de facto, el Poder Legislativo local le avalara la creación de 5 nuevas Secretarías. Cambiar para seguir igual.

Hoy a 42 meses y 4 días de que cayó la maldición tabasqueña en Morelos, se acredita que los cambios no fueron para mejorar, fueron para robar, para proveer a integrantes de la pandilla herramientas más eficaces para el saqueo. La oficina de comunicación social, hoy en manos de un extraño, como todo lo que rodea a Graco, dejó de ser secretaría, lo que coincidió con la salida de su titularidad del jefe del cártel del Diario de Morelosel licenciado Jorge López Flores.

El gatopadismo ha servido sólo para atizar el descarado saqueo en que incurren Graco y su familia, cuyo principal beneficiario es su hijastro, Rodrigo Gay-Osso Cepeda quien a su vez, tira algunas migajas para que se beneficien sus hermanastros, en especial Pablo Ernesto Ramírez Durón, encargado de costosísimas producciones publicitarias para televisión, desde empresas operadas con prestanombres. A Pablito, como lo llama su madrastra Elena Cepeda, se le favorece también con la operación de la secretaría de turismo, en donde se colocó como titular, a su pareja Mónica Reyes Fuchs.

Pero eso no es lo más grave, lo que cambió para estar igual, incluso para estar peor que nunca, fue el tema relacionado con la seguridad pública, cuya operación se ve como un negocio y no como una política pública, encaminada a resolver la inseguridad que golpea a los morelenses, pero también que enluta a miles de familias e inunda con ríos de sangre a los 33 municipios.

Así, el Mando Único esa figura amorfa a través de la cual se operan los sistemas de seguridad pública en Morelos, no es más que un instrumento a través del cual se roban los recursos que etiqueta la federación a favor de los municipios para la prevención del delito, pero también su operación se encuentra en manos de un sujeto con un alto perfil criminal, como lo es el tijuanense Jesús Alberto Capella Ibarra, ese sujeto mentiroso, represor y vengativo a quien ha acompañado la sospecha de que sirve a grupos criminales.

Hoy los integrantes de la policía del Mando Único no son mejores, son también una pandilla criminal asociada a grupos delincuenciales, lo mismo de secuestradores, que de roba carros y, desde luego, de traficantes de narcóticos que hoy, más que nunca, trabajan en la más absoluta impunidad en Morelos. Saben que los cuidan, que los protegen desde la Comisión Estatal de Seguridad Pública y, por eso, en los municipios, no hay quién los moleste.

La carnicería en que se ha convertido Morelos, que un día sí y otro también, registra asesinatos y descuartizados, es consecuencia única y exclusivamente, de que las autoridades protegen a los criminales, de otra forma, no se contarían más de 130 ejecutados en los primeros 96 días del año, además de los secuestros que no se denuncian, como tampoco se reportan los robos de vehículo con violencia y los cobros de piso, que en extensas zonas del estado, golpea con rudeza a los empresarios.

Lo peor de todo, es que ya no se puede denunciar, porque cuando se recurre a la autoridad, no se sabe de qué lado se está, si de los delincuentes o de los ciudadanos: hay quienes han denunciado cobro de piso y/o secuestros y de inmediato hay revancha, por una sencilla razón el Mando Único y la Fiscalía General trabajan para los grupos criminales.

En el tema de la seguridad pública y la procuración de justicia, como en el resto de las estructuras del estado, Gatopardismo puro todo cambia, para que todo siga igual.
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